viernes, 18 de mayo de 2007
continúa
V
Vislumbraba lentamente con mis años
una gota de terciopelo en tus dos manos,
pero el tiempo es el saber más preciado
de los que no tenemos nada,
y de los que en vez de reír o llorar luchan
VI
Piensa que estoy ahí
en tu pecho, aprehendido.
Piensa por momentos
que estamos juntos,
enarbolando el viaje.
Piensa que los años que
me quedan son tuyos, hasta siempre.
Piensa en el vivir
de este día y descubrirás
la sonrisa que se quedó
aquella tarde en mis labios,
y que la anciana que
vendía bombones de jazmín
se quedó en mi recuerdo
cuando me entregó el último
de los que vendía
en la ría de ese botxo.
VII
Aquí esta tarde y
en este sitio, las horas,
son una amalgama de doncellas
que se burlan de mi espera
porque el exilio es una amalgama
de canciones que
no tengo en esta voz.
Aquí en esta tarde las canciones
ya no son las mismas sin tu presencia.
Aquí hasta la jirafas me sonríen
cuando cruzo las cebras de otras calles
para encontrarme atónito con el espejo
de este verano que se queda en mis
recuerdos de la infancia
que siempre esperan.
VIII
Empújame a tu encuentro esta noche
después de las nueve y media
Arrástrame a tu pecho
mujer que no te encuentro
Condúceme a decirle a
tus oídos lo que siento
Invierte el tiempo en la distancia
y acortemos los dos este silencio
Devorémosle a los
gringos sus mentiras
y escribamos como podamos
sobre sus fechorías asesinas
Enseñémosle al mundo
de lo que son capaces
las águilas rapaces de ese norte
que hasta devoran sus
palomas en su parlamento.
IX
No tengo nada de lo que
no tienes en tu mente.
No tengo al ángel que salvó
mi vida siendo niño clandestino.
No tengo ni el llanto alegre
de aquellos buscadores de petróleo
que no encontraron
nada más que su muerte
por la ambición que
llevaban en sus envoltorios
que no sabían a nada.
No tengo el espacio
vacío cuando no estas conmigo.
No tengo ni tu voz
silenciosa que sonríe.
No tengo la sonrisa
que tuviste esta mañana
ni la gota clandestina de tus ojos,
y perdóname, exilio que te insista...
de tener no tengo nada
que me acerque a tu memoria.
No tengo ni los abrazos
que imaginé estando solo.
No tengo ni el espacio
que se nos quedó
en este sitio vacío de temores,
temores de unas
abejas asesinas
que se durmieron en
los brazos de un imperio.
X
Tengo en mis niñas
infantiles de mis ojos
un lunar que tienes en tu
cara de este tiempo.
Tengo en mi memoria tu
imagen díscola al partir
a ese sitio con nombre equivocado.
Tengo tu silueta que
se quedó en mi retina
antes de que el cuerpo
del tren te devorara
y a mi me disculpara
las canciones que nunca canté.
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1 comentario:
Lo que leo y veo me gusta, me doy una vuelta por acà, Txanba.
Un abrazo
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